rebozo


El rebozo


Se le conoce como rebozo a una tela alargada y angosta, teñida con técnica de ikat (o de reserva), con anudados y flecos en cada extremo llamados rapacejos. Es utilizado para llevar bultos, tapar la cabeza, usarse como abrigo e incluso para cargar al hijo de la mujer que lo porta.

no se sabe con certeza el origen del rebozo ya que pudo haber sido una prenda hindú importada por el galeón de Manila, o ser un derivado de la mantilla española (que en forma y estructura son muy diversos) o bien, la evolución del ayate indígena incorporado a la influencia de materiales, colorido y forma españolas de la conquista.

El ayate, manto de ixtle compuesto por dos lienzos, utilizado para transportar cualquier tipo de mercancía y usado indistintamente por el hombre y la mujer de la época prehispánica; al igual que el mamatl, un lienzo rectangular en cuyos bordes se distinguían unas franjas hechas de diferente material y también utilizado para transportar mercancías; pudieron ser las prendas, que combinadas con la influencia colonial, antecedieron al que ahora conocemos como rebozo.

Para el siglo XVIII esta prenda se encontraba ya en el uso común de las mujeres.
En esta época, la variedad de rebozos existentes era enorme, sin embargo, predominaba un rebozo rayado con dibujos de ikat y bordados, con un rapacejo corto que solamente llevaba unos picos anudados.
Los rebozos de las clases bajas se reducían a ser de algodón, mientras que los de la alta, se combinaban con seda, listas de oro y plata y eran bordados con hilos de otros metales y colores, mismos que no satisfacían los gustos de las damas de la nobleza, que influenciadas por el barroquismo de la época, enriquecieron estas piezas con ricos bordados de paisajes y conmemoraciones de escenas costumbristas
en algun momento de estas epocas se le dava un significado en especifico a la forma y orden del bordado.


Hacia fines del siglo XIX, el rebozo se había establecido como prenda indispensable y arte tradicional de México. Sin embargo actualmente, su uso ha disminuído entre las mujeres de las ciudades y por el contrario, se ha extendido entre muchos de los grupos indígenas.
Actualmente, los centros reboceros más conocidos en México son, Santa María del Río, famoso por sus rebozos de seda; San Luis Potosí; Tenancingo, especialista en el rebozo de algodón fino y Tejupilco, ambos en el Estado de México; Zamora y Tangancícuaro, en Michoacán; Moroleón, Guanajuato y Chilapa, Guerrero.
En resumen el reboso:

Haci se hace el reboso.

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